Desde la atalaya te diviso amenaza,
Desde lo más alto que contemplo,
Como animal al acecho de estos muros
De mi cuerpo que no te dejaran entrar.
Desde la atalaya de mi mente te espero,
Sin temor ninguno a tu dentada de terror.
Sin que el pulso tiemble a tu presencia,
A tu oscura alma de corrupto tacto en la mirada.
Sentimientos de hierro en mi rostro,
Castigan a tu ataque de curiosidad decadente,
A manos de mi vanidad no pereceré… ya conozco
Su pérfidas intenciones, esclava y postrada a tu merced.
Carente mi voz de quejido de temor,
Ausente de lágrima ante tu presencia delante de mí,
El viento golpea mi semblante como gritos de tu voz,
Pero el destino y la esperanza están de mi lado.
Desde la atalaya te diviso amenaza,
Desde lo más alto que contemplo,
Como ave de vuelo amenazante,
Que mi cuerpo te dejaran entrar…
Por nunca la injusticia podrá conmigo,
Y tu hipocresía de golpes crueles,
No ensordecerá mi serenidad,
Perderás… esta vez perderás…