Triste pesar me das soledad,
triste caricia de cuerpo prestado.
Inquilino en mis ojos
y dueña de mis lacrimales...
Soledad de aburrimiento.
Las estrellas condenadas,
decidieron persistir en las noches
en las que condenas mis días.
Triste soledad es tu nombre,
y la piel de mis minutos,
perdidos en las esquinas
del pensamiento.
Recuerdo del partir del alma,
compañía del mutilado del corazón.
Soledad no te vayas...
soledad soy yo.