Llego ese momento…
Momento que tanto deseé no contemplar…
Tu llegada espectral, oscura y agónica,
Que toda la vida he temido,
Y en este momento frente a ti,
Guadaña en mano como juez divino,
Ya no te temo…, solo te veo cual amiga lejana
Que llega a mi reencuentro.
Muerte serena…
Tu que la eternidad contemplas,
Y manejas como artesana de lo finito,
Ven a cobrar mi deuda de vida.
Que mi sentir ya fue entregado,
A los que mi corazón lo hicieron gozoso,
A los que mi alma besaron con sus
Corazones y nunca tuvieron olvido en
Su sentir.
¡¡Muerte implacable!!
Dame un segundo… Solo uno…
Para con el poder sacar
Toda la maldad, la ira y el rencor,
Que corrompieron mi vivir.
Muerte insensible y taciturna,
Haz que sea dulce el recuerdo de mí
Marchar, de la despedida de mi alma.
Del sentir frio de tu manto de oscuridad
Infinita…
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